La Mestiza


El sitio del verano.

Cuando pasé una tarde a verlo y disfrutar de la puesta de sol, tuve claro que "La Mestiza" iba a ser el sitio del verano, algo que pude comprobar el pasado sábado con una cena espectacular. Estamos ante el nuevo proyecto del chef José Cremades y su socio Ángel Sánchez del Val, los artífices de La Cangreja y otros grandes éxitos de La Manga y Cabo de Palos como La Palera y BlueFish. Este nuevo proyecto fusiona lo mejor de Palera y Blue, ofreciendo una cocina viajera de muchos quilates, con su toque canalla y el mejor producto de la zona y la esencia mediterránea. Además, su idílico emplazamiento, en lo alto de la Cala del Turco de La Manga, nos evoca por momentos a las Islas Baleares. 

Un repaso a la trayectoria del Grupo Cangreja

El sitio del verano

Como he comentado en la introducción, el restaurante tiene un enclave privilegiado, con una de las puestas de sol más espectaculares de todo el Mar Menor. Además de la zona de sala del restaurante, tiene un mirador para disfrutar del tardeo o una copa después de la cena, así como un chiringuito abajo en la playa, con una zona de césped que recomiendo para disfrutar de los atardeceres. La decoración es espectacular, muy mediterránea y con aire balear.

Sala del restaurante

Detalles de las mesas

Fuimos un rato antes de la cena para disfrutar de la puesta de sol desde su mirador con un "Aperol Spritz", algo que recomiendo.

Aperol Spritz


La carta es la mezcla perfecta de todos sus proyectos anteriores, un viaje por cocinas de Asia y Sudamérica sin perder el origen mediterráneo. En su barra cero se puede disfrutar de elaboraciones en crudo con el producto más fresco. Con sus easy run nos invitan a probar bocados de cocina callejera de mucho nivel. Buena selección de platos fríos y calientes, donde no faltan el tuétano y el pichón. Las brasas también tiene protagonismo, Rodaballo de Getaria incluido. Y rematan con una interesante propuesta de sal, carbón y humo. Respecto a los postres, poca variedad pero de mucho nivel. Buena carta de vinos, con referencias de las principales D.O. y también internacionales; en nuestro caso pedimos un "Albamar", un buen albariño de las Rías Baixas. También probamos una cerveza artesana que nos recomendaron, "Cátedra", una kolsch que elaboran en Fuente Álamo. 

Cerveza Cátedra

El aperitivo de bienvenida se elabora con producto local y un magnífico AOVE de Deortegas variedad Frantoio, una almazara que elabora oro líquido. Muy bueno también el pan, especialmente el de zanahoria.

Aperitivo de bienvenida

Entramos ya en materia con los "Niguiri de causa limeña, salmón, emulsión de mostaza y pericana del Mosqui". Un bocado que fusiona la cocina nipona con una de las recetas más típicas de la gastronomía peruana, sustituyendo la base de arroz de los niguiri por el puré de patatas con ají amarillo de la causa, salmón, mostaza, huevas de pez volador y una pericana del Mosqui, un bonito detalle (por cierto, qué bien lo está haciendo Sergio en el Mosqui).

Niguiri de causa limeña, salmón, emulsión de mostaza y pericana del Mosqui

De la barra cero probamos el "Toro kizami y albahaca thai", el mejor tartar que recuerdo haber probado. Unos espectaculares cortes de toro -ventresca del atún, ojo al color-, con auténtica hoja de wasabi y katsuobushi, unos copos de bonito seco. Sublime. 

Toro kizami y albahaca thai

Otro bocado easy run que hay que probar es la "Empanada colombiana de abanico ibérico, pico de gallo y mayo japo". El sabor es adictivo, con un relleno de abanico tierno y jugoso con la grasa infiltrada que suele tener este corte, con el frescor que aporta el pico de gallo y con unos kikos que le daban el toque crujiente. 

Empanada colombiana de abanico ibérico, pico de gallo y mayo japo

Fuera de carta probamos una "Caballa marinada" con pomelo, remolacha, perlas de tapioca con soja y ficoide glacial que aporta frescor y salinidad. Un plato con una ejecución impecable, con el pescado muy tierno y sabores equilibrados. 

Caballa marinada

La mascota de La Mestiza viene con las "Gyozas de conejo, hoising de frambuesas y su jugo Signature Dish". Unas gyozas escandalosas, con un relleno que es como meterse a la boca una cucharada de gazpachos manchegos. 

Gyozas de conejo, hoising de frambuesas y su jugo Signature Dish


La mascota de La Mestiza



El otro plato que probamos fuera de carta fue un "Calamar de potera sucio a la brasa". Una exquisitez, con un sabor a mar y una textura que no consigue ningún otro calamar y que a la brasa ya alcanza la perfección.

Calamar de potera sucio a la brasa

Finalizamos con el "Tuétano a la brasa, tiradito de vieiras, lapsang, sabayón de fish sauce y mostaza verde". Llevo probando las versiones que José Cremades lleva haciendo con el tuétano desde La Palera y esta es la más completa de todas. Es un festival de texturas y sabores, las vieiras le aportan un poco de textura fibrosa, el ahumado del té lapsang, un sabayón de pescado y mostaza verde y unos copos de katsuobushi. Para repelar bien con la cuchara. 

Tuétano a la brasa, tiradito de vieiras, lapsang, sabayón de fish sauce y mostaza verde

Pedimos dos de los cuatro postres que hay en la carta, el "Tiramisú, hojaldre, kumquat y helado de naranja Cointreau" y el "Strudel de manzana y helado de cacahuete". Ambos soberbios, el tiramisú muy cremoso y con unas láminas de hojaldre que parecía una milhoja y un agradable toque cítrico; y un strudel con un hojaldre crujiente que se deshacía en la boca y un jugoso relleno, con un helado de cacahuete para darle un punto salino.

Tiramisú, hojaldre, kumquat y helado de naranja Cointreau


Strudel de manzana y helado de cacahuete

El servicio fue impecable, con un equipo joven como suele ser habitual en el Grupo Cangreja y muy profesionales, no se nota para nada que lleven apenas un mes abierto.

En definitiva, estamos ante el sitio de moda este verano y por qué no también en otoño, tiene todas las condiciones y una carta de día con unos arroces que también va a dar mucho que hablar. El nivel de cocina en "La Mestiza" es muy alto y la carta está pensada para compartir y probar y disfrutar.  Además, su enclave es único en la zona. Mis felicitaciones a José y Ángel, unos currantes que no han parado desde que abrieron La Cangreja con apenas un tostador y cuatro latas; sois lo mejor que le ha pasado a La Manga en los últimos años.


















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